Sobre mí...

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Barcelona, Catalunya, Spain
Hola queridos lectores, Mi nombre es Laura, vivo en Barcelona y me alegro mucho de que estén aquí, dedicando una porción de su tiempo libre a este espacio que intentaré llenar con información útil para todos en el día a día. El objetivo principal de este sitio, es plasmar reflexiones sobre temas variados, que estoy segura son de interés general. Espero que lo disfruten tanto como yo, y saquen provecho de todas ellas. En otro orden de cosas, puedo decir que adoro a los animales y mi gran pasión son los perros. Se aprende mucho con ellos, y claro está, tendremos su sección en nuestro espacio.

27 mayo, 2012

El poema de una joven amiga

En esta entrada, quiero publicar el poema de una pequeña amiga que estudia en la Escuela "Juan Manuel Zafra", ella se llama Laura Martínez Mentuy
Lo hizo para el día de San Jordi, y me ha gustado tanto que le pedí autorización para publicarlo, pues  creo que lo merece:



Criaturas del bosque

Perdida en el bosque
Hay una melodía,
Con perfumes fragantes
Y sonidos de vida.

Agua cristalina,
Bajo las cascadas
Una bailarina;
En el agua la ninfa.

Al lado de las flores
Pequeñas mariposas
De vivos colores
Y formas hermosas

Montañas grandes
De bosques frondosos
O enormes gigantes
En sueños hermosos

Rocas magmáticas
Marcas de dragones
Grandes llamaradas
De gentiles corazones

Hermosas criaturas
Que me hacen disfrutar,
Reflejos de vida
De una fantástica realidad.


Laura Martínez Mentuy

21 agosto, 2011

6 - De paseo con Alex


La compra en el supermercado se estaba haciendo tediosa, la mente de Roxi vagaba distraída y su confusión era tal que los recuerdos se agolpaban en su mente con dolor. Hurgaba en su pasado una y otra vez sin poder evitarlo, intentaba enlazar en aquella encrucijada de memorias, algún percance desagradable entre sus padres que realmente le hubiera dejado huellas.
Pero, ¿existía?
Lo más incómodo que logró recordar, fue cuando una tarde su padre le dijo a Rebecca      
-Esta noche no vendré a dormir
Julia, siempre había sido el paño de lágrimas de Roxi, a ella le contaba todos sus sinsabores y era ella la que siempre le aconsejaba. No era una experta en la materia, sin embargo, sus conclusiones siempre eran acertadas.
-"¿Dónde estará el truco de Julia?"- Se preguntaba a menudo Roxi. -"¿Cómo es posible que siempre tenga respuestas para mis dudas?"
Pero tampoco le preocupaba, sabía que podía ir a consolarse con ella cada vez que quisiera y esa tarde no dudó ni un segundo en llamarla.
La visita a sus padres, la había dejado alelada, algo le decía en su interior que había cometido un error y debía remediarlo. Con rapidez buscó su teléfono en el bolso y en menos de un minuto estaba hablando con su amiga
-¡Hola Julia! ¿Cómo estás? - Preguntó Roxi
-Bien,  trabajando - contestó Julia y continuó - ¿Y Alex?
-¡Muy bien! - dijo Roxi - Cada día más travieso.
Ambas soltaron una carcajada y Roxi preguntó
-¿Qué te parece si Alex y yo te pasamos a buscar?
-¡Vale! - respondió entusiasmada Julia y concluyó -Los espero a las seis.
Eran las cuatro de la tarde y Roxi deshizo con destreza el carro de la compra. Colocó cuidadosamente cada cosa en su lugar y después se fue a la ducha.
Como un bálsamo reparador, el agua despejó su  mente y en veinte minutos estuvo a punto para ir a buscar a Alex.
Recogería al pequeño en la guardería y de allí, iría a por Julia.
En efecto, cinco minutos antes de la hora acordada, llegaron a la puerta del edificio donde esta trabajaba.
Julia no se hizo esperar, salió a las seis en punto por la puerta y extendió los brazos con cariño para abrazar a Roxi. Acto seguido levantó a Alex del piso y le dio una vuelta, estirando los brazos por encima de su cabeza, lo bajó con suavidad, le dio un beso en la frente y con dulzura le preguntó
-¿Cómo está mi pequeño gran hombre?
Alex dando un saltito de alegría respondió
-¡Bien! - y tomo de la mano a Julia preguntando con impaciencia - ¿Vamos a merendar tiita?
Julia asintió con la cabeza sonriendo y pronunció un largo
- ¡Siiii!
Sentados en la heladería, saboreaban entre bromas unos deliciosos pasteles helados, cuando de pronto Alex preguntó con osadía
-Mami, ¿Dónde está mi papá?
Por un instante, Julia y Roxi se miraron en silencio.
La inevitable pregunta retumbó en los oídos de Roxi como un martillo y sin dar tiempo a que Alex volviera a preguntar, le respondió
-¡Tu papi está trabajando!
La respuesta de Roxi, dejó aun más perpleja a su amiga, que la miró seriamente, desaprobando su argumento. Roxi a su vez se encogió de hombros, demostrando a Julia, que la interrogante de Alex la había dejado desarmada.
Pero Alex no paró, en cuanto terminó de tragar el trozo de pastel que tenía en la boca, volvió al ataque
-¿Y dónde trabaja?
-¿Podemos ir a buscarlo?
-¿Puede venir a merendar con nosotros?
Roxi, sentía por cada pregunta un aguijonazo en el cerebro, pero no quería demostrar su preocupación a Alex, por eso iba a continuar enmarañando más la madeja de mentiras alrededor del pequeño, cuando intervino acertadamente Julia.
-¡Basta!, la orden dicha en voz muy baja surtió el efecto deseado, Roxi detuvo en seco el repertorio de mentiras piadosas y Alex se quedó mirando a Julia con atención.
Esta le acarició la cabeza al pequeño y le dijo
-Presta atención Alex. Cuando tú naciste, mamá y papá no estaban juntos, por eso  todavía no conoces a papá, pero seguro que cuando seas más grande, sabrás quien es.
Julia no estaba segura que fuera la respuesta acertada, no obstante, Alex se quedó en silencio, ocasión que aprovechó Roxi para tomarlo en sus brazos. El crío, recostó su cabecita en el regazo de su madre y se quedó adormecido.
Casi en un susurro, Julia cuestionó a Roxi
- ¿Te has vuelto loca? ¿Cómo vas a decirle a Alex que su padre está trabajando? No te das cuenta que lo estás engañando.
Roxi se justificó diciendo
-Es que no sabía que decirle, nunca me imaginé que preguntaría por su padre siendo tan pequeño.
Su comprensiva amiga, respiró profundo, esbozó una sonrisa y consolando a Roxi le dijo
-No te preocupes, algo se nos ocurrirá.
Se quedaron en silencio las amigas y disfrutaron ambas de ese instante de quietud. Después de unos cinco minutos de sosiego, Julia rompió el silencio para decirle a Roxi
-Me ibas a contar algo ¿Verdad?
-Sí - Respondió Roxi . Tras una pausa, respiró mirando al techo y añadió distraída -Pero creo que es mejor que hablemos otro día.
-¡Cuando quieras! - dijo Julia.
Se levantaron casi al unísono, pagaron lo consumido y se dirigieron a la zona de aparcamiento en busca de los coches.

SEXO


Avanzo paso a paso hasta tus brazos,
Tú me esperas con las ansias de sentir,
El gemido voluptuoso de mis labios
Que harán mucho más dulce tu existir.

Me abrazas fuertemente las caderas,
Cual serpiente me atrapas contra ti,
Yo disfruto tus presiones sin agravios
Son latentes y me hacen sonreír.

Vas quitando suavemente los ropajes
Que esconden lo que buscas de mi ser,
Y con besos que reniegan tu linaje
Le regalas a mi cuerpo el placer.

Con tu boca vas cubriendo mi cintura
Con tu cuerpo aceleras mi pasión,
Y los dos vamos perdiendo la cordura
Regalándole a la cama nuestro amor.

Nos volvemos como fieras que se aman
Que pelean entre sí por ser feliz,
Y las gotas de sudor que se derraman
Van saciando nuestra sed de resistir.

Con los cuerpos excitados nos brindamos
El más suave licor que desprende el amor,
Y por última vez nos tomamos las manos
Acabamos de amarnos con sensual devoción.

JURAMENTOS

Me paré frente a la Virgen
y con los ojos cerrados,
le rogué sentirme bien,
olvidando mi pasado.

Le juré no amar a nadie,
le juré no procrear,
y ahora temo, pues mi vida
acaba de comenzar.

Estoy amándote a ti
quiero darte mi pasión,
¿Aceptarás Virgen Santa,
que te pida mi perdón?

ENIGMA


Hay algo en ti que no sé,
Dilo de una vez, cariño,
Te escondes y reapareces
Jugando con mi delirio.

Me he propuesto entrelazar
Las líneas que tú me muestras,
Tal vez logre descifrar,
Del enigma, su evidencia.

Fue sensual besar tu boca
y al mismo tiempo abrazarte,
Pero la idea es muy loca,
-¿Cómo podría adorarte?

Si es pecado amar lo ajeno
Y te estoy amando a ti,
Yo he cultivado el veneno
Que pronto me hará morir.

No entiendo porque te empeñas
En mantener mi calor,
Si no estarás junto a mí,
-¿Por qué me finges amor?

Necesito que te expliques,
Con valor y sin sermones,
El enigma que tú encierras,
Te juro me predispone.

¡PUEDO VER!


Una taza de té y un cigarrillo, 
Son aliados de la pluma y el papel
Una musa vuelta loca en mi cabeza, 
Desempaña los cristales, ¡Puedo ver!
Puedo ver a mis amigas cotilleando, 
Criticando mi manera de vestir
Y reírme felizmente en mis adentros, 
Pues los trapos dicen poco sobre mí.
Puedo ver a mis dos perros cuando juegan 
Y se hablan en su idioma sin cesar
Y si intento adivinar lo que se dicen, 
Siento ganas de volverme irracional.
Puedo ver a mi pareja en su mundo, 
Retirado y empeñado en observar
Esa foto que sacó aquella tarde 
Y la luz no lo quiso acompañar.
Puedo ver a mi pequeña con su amiga, 
Decididas sobre todo a ganar
Y sentir con mucho orgullo que en su vida, 
Su optimismo y su tesón la harán triunfar.
Puedo ver aquel cuadro en la pared, 
Que aunque inmóvil tiene tanto que decir
Los corceles corren libres por el prado, 
¿Cuántas veces he querido estar así?
Maravillas que se muestran a mis ojos, 
Van colmando suavemente mi existir
Y al tenerlas tan de cerca las disfruto, 
Pues permiten que yo viva más feliz.
Pero en ello no está todo mi universo,  
Muchas cosas hoy por hoy me hacen sufrir,
Y las veo cada día y con tal pena, 
Que muy pronto me comienzo a afligir.
Puedo ver como niños por el mundo, 
Azotados por el hambre y la indigencia
Van muriendo sin remedio y en sus ojos, 
Se refleja cruda y viva la miseria.
Puedo ver como las guerras y conflictos, 
Van cegando la ilusión de hermanos nuestros 
Y privando de la vida sin reparo, 
A otros tantos que no deben haber muerto.
Puedo ver como mujeres maltratadas, 
Por personas que carecen de pudor
Perecen en  los brazos de su amado, 
Sin poder adivinar cuál fue su  error.
Puedo ver a los jóvenes adictos, 
Preocupados porque ya no tienen más
Y no hay freno que detenga el consumo, 
De las drogas que se empeñan en matar.
Solo queda agradecerle  a mi musa 
La paciencia que ha tenido al bajar
Y rogarle a mi Dios aunque esté ausente, 
Que remedie por favor todo este mal.

SUEÑO HERMOSO


Anoche tuve un sueño, fue tan lindo,
que suerte al saber que te tenía,
era como un pequeño que reía
al saber darle valor a su osadía.

Me mirabas con ternura entre tus brazos,
me enviabas un -te amo-, tan sincero
que al pasar tus dos manos por mi pelo,
saltaban a mis ojos lágrimas de miedo.

-No quiero despertar, yo te lo juro-
te decía en mis sueños al besarte,
y comenzaba a aparecer el velo oscuro,
que arrancaría mi ilusión al abrazarte.

He despertado entre sollozos por perderte
y sentí una gran dicha al adorarte,
tendré que pedirle a Dios eternamente
no me dejes despertar, ¡Tengo que amarle!

¡QUÉ ME PERDONE DIOS!


No se borra de mi mente aquella tarde,
que mi cuerpo en tus brazos se entregó
fue un abrazo dulce, placentero
y me hiciste temblar, cual si fueras un Dios.

Con temor y cautela me colgue tu cuello
tú me diste el beso sencillo de amor,
acepté con placer, el primero y más bello
como quien bebe el dulce y ardoroso licor.

Temblé como un niña, que toma su juguete
o aquella simple prenda con la que siempre soñó
si me das tu cariño, no vacilo en quererte
tu eres lo que he soñado, -¡Qué me perdone Dios!

ALGÚN DÍA


A veces pienso que el desprecio que me das,
es un castigo que me impone Dios
por haber tenido el privilegio que otros hombres
se arrodillen ante mí en busca de amor.


Vivía enaltecida por mi orgullo,
me creía una Diosa con poder...
y he chocado con mi cuerpo sin rasguños
contra rocas, destrozándose mi piel.


Sacaste a relucir tu piel de tigre
tu linaje se empinó ante mi ser, 
y dando un "NO" rotundo a mis deseos,
acabaste con mis días de placer.


Yo no pude disfrutarte a mi antojo
grande lucha hemos propuesto entre los dos,
tú negando tentativo el sabor de mi boca,
yo esperando ALGÚN DÍA encontrar tu calor.

RESIGNACIÓN


Me pides que te olvide como novio
que te acepte como amigo y nada más. 

Me pides que me olvide de ese sueño,
que empezaba a convertirse en realidad.

Me ruegas que comience a resignarme
que piense en que hay futuro y que no hay más.
-¿No te das cuenta tu lo que me pides? 
Me estás pidiendo que traicione mi conciencia, 
me estás llevando a que traicione mi pensar.
Aunque yo sé muy bien que no es tu culpa
aunque tampoco tengo a quien culpar,
-¡Si pudiera yo cegar mis pensamientos! 

-¡Si pudiera comenzarme a resignar!

El destino es cruel, tu bien lo sabes
tenemos que ser tu y yo más crueles que el destino
tenemos que vivir la realidad. 

Por eso te pido amor que tú no llores
porque tus lágrimas no puedo sosegar
acariciarte el pelo suavemente y decirte
¡Amor, deja de llorar!

07 agosto, 2011

5.-Visitando a los abuelos

Tres días después de haber dado a luz al pequeño Alex, Roxi salía del hospital, dichosa y decidida, a transitar por la vida con su única verdad. Su trabajo de diseñadora le permitiría tener flexibilidad en sus horarios y su hijo gozaría de la atención permanente de su madre. No podía quejarse, de momento, sus planes iban muy bien. Tenía una casa diseñada a su gusto, buena posición económica, un hijo adorable y era madre soltera.
-¿Qué más le podía pedir a la vida?
Pero el tiempo pasó y cuando Alex cumplió dos años, Roxi intuyó que debía tener más relación con otros niños y pensó bien.
Antes de dar el paso decidió hacer una visita formal a sus padres, últimamente solo se veían en la calle, coordinando citas en algún parque o restaurante, o cuando Rebecca se acercaba por sorpresa al hogar de Roxi, con la lógica excusa de ver a su nieto.
El timbre en la casa de Rebecca, hizo saltar a Darío del sofá, que en un santiamén se puso en la puerta. Agachado con los brazos abiertos, esperó a que el travieso Alex se lanzara a su abrigo como siempre.
- ¡Hola! - dijo alzando por los aires al pequeño.
Y dando un beso en su rosada mejilla, preguntó cariñosamente:
-¿Cómo está hoy mi pequeño diablillo?
Alex rió a carcajadas y se dejó manipular por el abuelo, sus pequeños bracitos se extendieron hacía él en un gesto gracioso, rodeando su cuello y al mismo tiempo dijo:
- ¡Te "quielo" abuelito!
Con sana envidia, Rebecca se acercó y sin titubear preguntó:
-¿Y quién me quiere a mí?
-¡Yooooo! - gritó Alex con alegría y se abalanzó a los brazos de su abuela.
Rebecca simuló una carrera con Alex en los brazos y Darío, siguiendo el juego, la persiguió por el recibidor y en solo tres largos pasos llegó hasta ellos, los abrazó a ambos y con mimos juguetones dijo:
-¡Los atrapé!
Ante aquella escena tan usual, Roxi se quedó parada en la puerta sonriendo. Ni siquiera la habían mirado, estaban tan absortos con su nieto que la habían ignorado por completo.
Intentó llamar la atención con un fingido:
-¡Holaaa! ¡Estoy aquí! - y cerrando la puerta tras de sí, irrumpió en el salón.
Rebecca y Darío, sonriendo se acercaron a ella y ambos la abrazaron con ternura.
-¿Cómo estás? - dijo Darío
-¿Y qué te trae por aquí? - añadió Rebecca
-¡Sí!- afirmó Darío, y continuó - Porque tus visitas cada vez son más distantes.
Roxi, bajó la cabeza avergonzada, esbozo una leve sonrisa y comentó:
-¿No estarán enfadados conmigo? - y se justificó - Entre el niño y el trabajo, el tiempo no me alcanza.
-¡Eso es porque tú quieres! - dijo en tono recriminatorio Rebecca.
Y añadió con suavidad -Mientras trabajas, Alex podría estar con nosotros.
-En eso tiene razón - La apoyó Darío mirando a su hija.
Roxi, dio media vuelta y evadiendo la conversación dijo:
-Traigo cosas en el bolso que se pueden estropear, ¿me ayudas mamita? - y con aquella mirada de niña inocente que aún conservaba, miró a su madre.
Rebecca no se hizo rogar, conocía a su hija y sabía que no quería hablar del tema. Con diligencia y en silencio, la ayudó a sacar del bolso todo aquello que debía guardar en la nevera. Por su parte, Darío con su nieto de la mano se dirigió al jardín, donde habían guardado un regalo especial al pequeñín.
La animada conversación entre madre e hija se vio interrumpida por el entusiasmo desbordado del pequeño Alex, que traía en sus brazos con gran esfuerzo, un cachorrito de Golden Retriever.
-¡Mami, mami! Mira, un "pelito"- y añadió - ¡Me lo "legaló" mi abuelo!
Roxi no pudo dejar de expresar su admiración por el cachorro, era precioso. Se sentó en el piso con Alex y lo empezó a acariciar. Miró a sus padres en señal de agradecimiento y dijo con picardía:
-A ver si Alex de una vez aprende a pronunciar la "r" - y al momento comenzó a decir-¡Perrito, perrito, perrito!
Todos sonreían y Alex contagiado con el entusiasmo, coreaba a su madre dando saltos de alegría.
El día transcurrió feliz y cuando el pequeño, después de comer se quedó rendido en los brazos de su abuela, Darío con cuidado lo llevó a la habitación.
Después de dejar a Alex, se dirigió al jardín donde lo esperaban Rebecca y Roxi para iniciar una animada charla sobre el crío. Todos reían recordando las ocurrencias de Alex y se les veía feliz. Roxi aprovechó lo oportuno del momento, para hablar sobre el tema que la había impulsado a visitarlos y llamando la atención de los dos al mismo tiempo, dijo:
-Mamá, papá, quiero comentarles algo.
Darío y Rebecca hicieron silencio, temían al tono solemne de Roxi. La última vez que habló de esa manera, decidió ser madre soltera y lo consiguió. No pudieron evitar que sus rostros reflejaran una sombra de inquietud, y Roxi se percato de ello y restándole importancia al asunto dijo:
-¡Eh! Que aun no he dicho nada.
Sus padres ni pestañearon, continuaron atentos a la espera de lo que Roxi quería anunciar.
Roxi se dio por vencida y dijo:
- ¡Vale! Enseguida les explico de qué va todo esto - y continuó
- He pensado que aunque yo adoro a Alex y quiero estar siempre junto a él, estoy siendo muy egoísta. Siento que necesita relacionarse con otros niños - hizo una pausa, inspiró profundo y siguió - Ya sé que a menudo lo llevo al parque y allí juega con los demás, pero siempre estoy yo vigilante de todo y el necesita independencia. Por eso he decidido llevarlo a una guardería-
Lanzó su discurso sin ser interrumpida, sus padres seguían atentos, enmudecidos. Esperaban algo más. Pero no hubo más nada, ambos se percataron de ello, respiraron tranquilizados y casi al unísono dijeron:
-Nos parece muy bien - Y se miraron entre sí, aprobando la determinación de Roxi.
La joven madre quedó sorprendida ante la actitud positiva que sus padres, creía que le pondrían alguna pega, que se negarían o que por lo menos protestarían reclamando el derecho de cuidarlo, pero no fue así.
Esta vez fue Rebecca quien le dijo:
- Hija mía, ya eres toda una mujer y aunque nosotros como padres podemos aconsejarte, entendemos que eres libre de determinar lo que debes hacer para llevar a cabo la educación de tu hijo. - Y agregó - En su día, nosotros también tomamos decisiones, quizás algunas equivocadas, pero no nos arrepentimos. Siempre que necesites ayuda, aquí estaremos para brindártela y si algún día pensamos que estás equivocada, te lo haremos saber. Pero nunca impondremos nuestros criterios, porque ya tienes edad suficiente para hacer valer los tuyos propios.
Roxi no salía de su asombro y en ese preciso instante pensó que su falta de experiencia, la había impulsado a tomar un desacertado camino por la vida.

01 agosto, 2011

4.-El Doctor Ibáñez

Con solo treinta y dos años el doctor Andrés Ibáñez se había convertido en un profesional de éxito en el campo de la medicina. Su pasión por las ciencias lo había cautivado desde niño y nunca descartó la idea de especializarse en alguna de sus ramas. No tuvo claro por cual se decantaría hasta que estuvo en el tercer año de la carrera. Durante ese curso y en los dos años posteriores, ocurrieron muchas cosas en su vida personal que le dieron las respuestas a su futuro.
Ibáñez tenía una hermana menor, Nati. Era un encanto de joven y ya estaba comprometida. Cuando ella y Andy, como cariñosamente llamaba a su hermano, se quedaban solos intercambiaban confidencias. Una de las grandes pasiones de su adorada hermana eran los niños y siempre le decía a Ibáñez:
-Cuando me case, tendré cinco hijos.
Ibáñez por supuesto se reía y entre grandes carcajadas, le contestaba:
-¿Pero qué pretendes, formar una familia o instalar una ratonera en tu casa?
Claro que estas conversaciones terminaban siempre con una guerra de almohadas, pero al final ambos se abrazaban con cariño y el hermano mayor acariciando su hermosa cabellera le decía:
-Hermanita, eres merecedora de tener todos los niños que quieras y seguro lo lograrás, además tu novio también le hace ilusión formar una gran familia. ¡Seré un tío muy afortunado!
Llegó el esperado día y Nati celebró su boda.
Se fue a vivir con su esposo pero el destino no quiso que quedara embarazada. Pasaron dos largos años y al final decidieron visitar a un especialista en reproducción, pero cada vez que lograban inseminar a Nati, se malograba la criatura. Desgraciadamente la joven hermana de Ibáñez era extremadamente apasionada y su salud mental comenzó a resquebrajarse, al punto que un aciago día se quitó la vida.
La lucha de Nati por quedar embarazada y el trágico desenlace, despertó en el futuro galeno las ganas de ayudar a mujeres que por cualquier motivo quisieran ser inseminadas. Y así, después de terminar la carrera, se hizo especialista en reproducción in vitro.
Su éxito en este campo fue rotundo y no tuvo nunca una paciente con resultados negativos. Todo lo anterior y la gran pasión que dominaba a Andy por desempeñar con esmero su trabajo, obraron a su favor, haciéndolo famoso.
La primera vez que Roxi escuchó hablar del Dr. Ibáñez, creyó que su fama era un poco exagerada y no ponía en duda sus conocimientos, sin embargo, pensó que a lo mejor descendía de una buena familia y estos supieron promocionarlo desde sus inicios; no obstante decidió que tal como se había planteado la vida, era él su mejor alternativa.
Lo imaginaba un hombre arrogante, poco delicado, altanero y con cuello y corbata hasta para dormir. Incluso llegó a figurarse que cuando a llegara a la Clínica la recibiría una de sus secretarias, vestida de enfermera con mini falda y zapatos altos.
Estos eran los pensamientos que rondaban la cabeza de Roxi cuando conducía de camino a la Consulta.
Al llegar dejó su coche aparcado lo más cerca de la salida que le fue posible. Temía decepcionarse con el galeno, o con la Clínica en general y al final tener que salir disparada por alguna escena desagradable.
La amplia puerta de cristal la invitó a pasar, abriéndose por sí sola, cuando apenas había puesto un pie en la acera.
Hubiera querido salir corriendo, pero no iba con su carácter, se enderezó y avanzó con su habitual gracia hasta lo que ella supuso era la recepción, pero el gran salón estaba en solitario.
-“¿Nadie?”- pensó.
Suspiró profundo y cuando tomaba aire para con un cordial ¡Hola!, avisar a quien le correspondiera, que ella estaba allí… Salió por una de las puertas laterales, un joven apuesto, de metro ochenta de estatura aproximadamente, delgado, pero bien formado y de grandes ojos verdes, que resaltaban armoniosamente con la larga bata blanca hasta la rodilla, y extendiendo una mano hacia ella, le dijo:
-¡Bienvenida!, te estábamos esperando
En ese instante, Roxi se quedó paralizada, no sabía que decir y mirando fijamente al joven, extendió su mano como por inercia. Y entonces pensó:
-"Bueno, ¡pues a lo mejor no le gustan las mujeres!"- Retomó su acostumbrada confianza en sí misma y le dijo sonriendo:
- Tengo una visita con el Dr. Ibáñez… - y agregó - ¿Crees que tardará mucho?
El joven la miró confundido y sonriendo le dijo:
- No tardará ni un segundo…, porque lo tienes aquí - Y se inclinó hacia delante simulando una reverencia.
Roxi se quedó boquiabierta, sentía como si le hubieran tirado encima un chorro de agua fría. Aquel joven no parecía ni remotamente arrogante.
- "¡Qué vergüenza!" - pensó.
Ahora sí quería salir corriendo de allí
Una palmada que hizo chasquear el Dr. Ibáñez delante de su cara, la sacó del estupor.
- Ha sido culpa mía - dijo el doctor, y agregó - No tuve el detalle de presentarme. Pero volveremos a empezar. No te muevas de aquí -
Y sin insistir para nada, la dejó parada en el lugar, dio media vuelta y se fue hacia la puerta por donde había salido…, entró y en menos de un minuto volvió a salir. Se dirigió a Roxi y le dijo:
- ¡Buenas tardes señorita!, soy el Dr. Ibáñez, sea bienvenida a nuestra Clínica, la estábamos esperando.
Roxi no pudo evitarlo y empezó a sonreír:
- ¿Es así con todas sus pacientes? - le preguntó.
A lo que Dr. Ibáñez respondió abochornado:
- ¡Nooo! Es que hoy tengo el día un poco loco. - y explicó con tono convincente - La hija de la recepcionista enfermó y la llamaron urgente del colegio, se fue desesperada y se olvidó de cancelar la cita con usted y mi secretaria que podía suplirla, está de vacaciones - Concluyó.
Roxi comprensiva le dijo:
- Puedo venir otro día. Para mí no es un problema -
-De ninguna manera - le dijo con galantería el Dr. Ibáñez - Una joven tan hermosa como usted merece ser atendida -
Y sin más rodeos, la invitó a pasar a su Consulta.
Así fue como Roxi conoció al Dr. Ibáñez, que un año después la inseminó para que diera a luz a su única verdad.
De más está decir que se hicieron grandes amigos, pero el sentimiento que irradiaba del corazón de Andy, no tenía nada que ver con la amistad sincera que le demostraba su paciente.
Sin embargo, la ética profesional y el sentido común le permitieron estar al margen y nunca delató ante el mundo su pasión.

30 julio, 2011

3.-Una familia feliz

El inesperado arrebato de Darío había dejado atónitos a todos, pero la más sorprendida era la pobre Roxi. Su cabeza en ese instante parecía un remolino; en el fondo no sabía si alegrarse o empezar a llorar de pena.
- ¿Estaría otra vez siendo engañada por sus padres?
- ¿Qué se proponían ahora?
-¿Por qué actuaban así?
Las preguntas rondaban en su mente y la inquietaban. Un silencio absoluto se hizo en torno a la escena, cuando de pronto irrumpió el doctor Ibáñez acompañado de la enfermera pediatra.
-Bien, ahora me llevaré al pequeño Alex un ratito para que esta maravillosa joven le realice unas pruebas- y sin mucho rodeo retiró al recién nacido de los brazos de su abuela, que aun estaba viajando por las nubes como si la hubieran hipnotizado.
Julia era experta rompiendo el hielo en determinadas situaciones y esta vez hizo gala de su habilidad con entusiasmo.
-Roxi, tienes un niño precioso. ¡Supongo que eres feliz!- dijo Julia
Su intervención sacó a Roxi de su letargo, también a Rebecca.
-Sí amiga mía, soy muy feliz. Tengo a Alex y según el doctor es un niño saludable y fuerte. Me siento un poco rara siendo mamá -afirmó- Pero la sensación es maravillosa.
Todos rieron complacidos.
Darío se acercó a Roxi con su acostumbrada ternura, la estrechó entre sus brazos y le dijo:
-¡Felicidades hija!, ya eres toda una mujer y eso me complace. No sé qué ha ocurrido, pero el nacimiento de Alex ha cambiado algo en mi interior- y comentó además:
¿Sabes que tu dicha hace que mi corazón palpite con fuerza…? - hizo una pausa
- ¡Y hoy está acelerado! - agregó soltando sin disimulo una fuerte carcajada.
Nuevamente la sonrisa franca cubrió los rostros de los presentes.
Desde el momento en que Darío abrazó a Rebecca y la hizo flotar por las nubes con aquel beso lleno de amor, la feliz abuela había enmudecido. Roxi estaba impaciente, necesitaba hacer algún comentario sobre lo ocurrido, pero no sabía por dónde empezar, hasta que al fin dijo:
-Mamá, di algo. ¡Parece que papá se tragó tu lengua!
El comentario de Roxi, lejos de animar la conversación, provocó un incómodo silencio y las mejillas de Rebecca se sonrojaron, también Darío dio una vuelta nerviosa en el lugar mostrando su inquietud.
No era esto lo que Roxi quería, pero el resentimiento de tantos años hizo que su comentario brotara en forma irónica de sus labios. Ella no era así.
-¿Qué estoy haciendo?- pensó
- Ellos no se lo merecen, conmigo han sido encantadores toda la vida- se repitió a sí misma.
Y sin pensarlo mucho abrió sus brazos, invitando a sus progenitores a compartir con ella un mimo, que hacía muchos años estaba necesitando de los dos al mismo tiempo.
Fue un acto de ternura y comprensión, así lo vieron sus padres y ambos se abalanzaron con suavidad para deleitar sus corazones con la estampa de una familia feliz.
La imagen fue tan tierna que Julia no pudo reprimir la emoción. Intentó evitarlo pero las lágrimas acusaron su sensible corazón. Adoraba a su amiga y sabía que en este instante estaba siendo bendecida con el inigualable amor de sus padres.
Uno, dos..., quizás tres largos minutos sumergieron en un mar de bondad y pasión a estas tres personas, que aunque toda la vida habían estado bajo un mismo techo, disfrazaban con hipocresía sana sus marcadas diferencias y evitaban discusiones. Intentaba cada uno llevar a su manera el estilo adecuado de convivencia, sin afectar para nada la estabilidad del otro.
Su mundo, aparentemente apacible, era un torbellino reprimido, que hurgaba en lo más profundo de sus corazones lacerando sin misericordia sus sentimientos.
Los tres necesitaban este abrazo y quedaron satisfechos.

Hola queridos amigos

En el día de hoy tendrán dos capítulos más de Mi única verdad y si es posible el domingo, es decir mañana, insertaré otro más en compensación por el retraso no deseado.
Espero que estéis disfrutando de ellos y no olviden que vuestras opiniones me estimulan a continuar con la línea que me he propuesto seguir.
Me ayudarían mucho vuestros comentarios, así que nuevamente os animo a que participen en el blog. ¡Están invitados!
Un saludo para todos
Laura

24 julio, 2011

Hola a todos

Queridos lectores
siento decir que por problemas ajenos a mi voluntad, el capítulo de hoy no podrá ser publicado, pero les prometo que antes del próximo miércoles lo tendrán en el blog. 

Para compensar las molestias publico un poema que espero les guste.

20 julio, 2011

Hola queridos lectores

Primero que nada quiero enviarles un saludo afectuoso a todos los que dedican un poco de su tiempo a pasear la vista por mi blog y también a los que no lo hacen a menudo, y ¿Por qué no? a los que nunca lo han visto, al mundo entero, porque todos se lo merecen.
Con mucho cariño he creado este Blog y sin prisa pero sin pausa voy teniendo visitas en mis entradas. Me alegra muchísimo que de vez en cuando le echen una ojeada, pues realmente lo he ido enlazando con amor. Sé sin conoceros que somos una gran familia porque formamos parte de este maravilloso mundo que es Internet y que nos une a todos en la red.
Seguiré cada semana publicando como os prometí un capítulo de Mi única verdad y entre semanas intercalaré alguna poesía o comentario. Vosotros también podéis participar desde Facebook o Blogger, además podéis seguirlo a través del enlace Participa En Este Sitio, yo estaré encantada de aceptarlos.
Aprovecho la oportunidad para comentarles que tengo otro Blog en construcción, con agradables sorpresas, en el momento oportuno les haré llegar el enlace.
Un beso cariñoso
Laura

17 julio, 2011

2.-El gran día

Toda la tarde hizo frío y a pesar de ello el paseo se estaba haciendo agotador
-¿Qué te pasa, hija?-
Preguntó Rebecca.
- ¡No haces buena cara!
Roxi tenía una expresión diferente, no se podía definir pero un manto de palidez se dibujaba a cada momento en su rostro, provocando en su madre una lógica inquietud.
-No te preocupes mamá, no es nada, solo que me siento muy pesada.- dijo Roxi.
Pero la experiencia le decía a su madre que había llegado la hora y sin mucho alarde para no inquietar a la primeriza, sugirió volver a casa donde podría descansar tranquilamente. No hubo quejas como otras veces, la propuesta le pareció formidable y muy despacio hicieron el camino de vuelta. El sofá se hundió bajo el cuerpo de Roxi como una bendición y como un ángel durmió tres largas horas.
Entre tanto, Rebecca vigiló con ternura el sueño de su niña. Sabía que se aproximaba la fecha del parto y le pidió a Roxi le permitiera acompañarla durante esos días, a lo que esta accedió gustosa.
Para ella siempre sería su pequeña y no podía evitar preguntarse con lágrimas en los ojos, en que había fallado. Adoraba a su hija, al igual que Darío, entre ellos existían problemas pero le habían inculcado a Roxi la importancia de la familia, la razón por la cual debían estar unidos y durante todos esos años ocultaron su desamor para evitar que fuera infeliz.
¡Cuán lejos de la verdad estaba Rebecca!, vivía ajena a la realidad que su hija había descubierto. No podía ayudarla, tampoco rectificar su error y mucho menos convencerla de que el pequeño que llevaba en sus entrañas precisaba del cariño de un padre. De momento solo le quedaban dos opciones, darle su apoyo y demostrarle más que nunca que la amaba.
Justo cuando decidió marchar a la cocina para preparar un té, sintió que Roxi se movía inquieta, llevando reiteradamente sus manos al bajo vientre. Casi en un susurro comenzó a llamar a su progenitora.
-¡Mamá, mamá…!
No se hizo esperar, Rebecca volvió sobre sus pasos y con su acostumbrada ternura ayudó a su hija a ponerse en pie.
-Llévame hasta el baño, por favor.
Suplicó Roxi.
-¡Claro amor mío!, apóyate en mi hombro.
Solo dos pasos avanzaron. Con una mezcla de dolor y alegría reflejada en su mirada, Roxi buscó los ojos de su madre y le dijo.
-Se ha roto la bolsa, mamá. Estoy soltando agua.
Un segundo de silencio y un pequeño grito de emoción salió de la garganta de Rebecca; con la mirada buscó el teléfono.
-¿Dónde lo habría dejado?- Pensó
-¡Dios...! Tranquila cariño, no pasa nada.
Terminó con ella el trayecto hasta el baño y recogió desesperadamente el aparato de encima de la mesa. Llamó al Hospital y pidió que enviaran una ambulancia. Podía haber llevado a Roxi en su coche, pero temía que los nervios la traicionaran. Había tiempo suficiente, el centro materno estaba a poca distancia y no tardarían en llegar.
Todo estaba listo, el bolso, la chaqueta, las llaves a mano, la casa ordenada. Tenía que hacer unas llamadas.
Marcó con rapidez en el teléfono el número de Darío, estaba en el trabajo, no quería inquietarlo, pero tenía que llamar.
-¡Hola Darío!
Hacía más de dos años que Rebecca no marcaba este número, solamente hablaban cuando él llegaba a casa por las noches.
Una pregunta salió de los labios de su interlocutor.
-¿Ya es la hora?
No la dejó responder.
-Voy para allá - continúo Darío.
-¡Ve directo al hospital…! - Intentó terminar de decir Rebecca, pero ya había cortado. Llegaría a casa y tendría que salir para el centro materno. Un suspiro profundo se ahogó en su pecho
-Es igual…
Dijo para sí.
-Ya está avisado.
El abrumador sonido de la ambulancia, sacó a Rebecca de sus cavilaciones y en un instante se puso delante de la puerta para dar paso al personal de urgencias. No les dio tiempo ni a tocar el timbre. Pusieron a Roxi con mucha habilidad en la camilla y después de una rápida revisión se dirigieron al Hospital.
Todo fue muy rápido, las contracciones no paraban y Roxi sentía que su hijo iba a nacer. No pensaba en otra cosa, el amor de madre brotaba a raudales de lo más profundo de su corazón y le daba el valor suficiente para soportar las incomodidades del parto. Se aferraba a la idea de tener a su pequeño entre sus brazos y esto ahuyentaba al dolor.
Hacía nueve meses que el Dr. Ibáñez la había inseminado; el joven galeno no dudó nunca de la entereza de su paciente y la admiraba por ello, pero durante el parto Roxi reveló un coraje tan marcado que hizo al médico rendirse a sus encantos.
Fuera de la sala estaban todos reunidos, impacientes y nerviosos aguardaban el aviso del médico. Darío no paraba de dar vueltas, se paseaba por el pasillo de un lado a otro, mirando a cada instante la puerta que lo separaba de su hija, por momentos parecía que la iba a traspasar sin previo aviso, pero se contuvo.
Julia acompañaba a Rebecca, ambas estaban muy nerviosas, pero se animaban entre sí. Algo les decía que todo saldría bien y no estaban equivocadas.
Un último impulso, un esfuerzo supremo, era el momento.
-¡Ahora!
Ordenó el Dr. Ibáñez
-¡Empuja con fuerza, Roxi! Ya está casi afuera.
La respuesta no se hizo esperar, como un resorte la joven primeriza puso todo su empeño en aquel acto y en breves minutos Alex llegó al mundo.
Un fuerte llanto al salir del tierno abrigo de su madre delataron sus magníficos pulmones, aun sin cortar el cordón umbilical pusieron en los desesperados brazos de Roxi a su única verdad. Dos lágrimas corrieron por sus mejillas y su dulce mirada se deslizó entre todos para demostrar su gratitud.
En el exterior el resto de la familia continuaba esperando, cuando de pronto la puerta que los mantenía al margen se abrió benévola invitándolos a entrar. Unos y otros se miraron y sin pensarlo mucho apuraron el paso hasta la habitación indicada, donde Roxi permanecía feliz y sonriente en compañía de su pequeño.
Las lágrimas de alegría no se hicieron esperar, todos miraban con ternura a Roxi que parecía una diosa mostrando su fruto al mundo.
De pronto algo inesperado ocurrió, Darío tomó a su nieto en brazos, lo miró con orgullo y se lo entregó a Rebecca, nadie supo nunca que pasó. Con una ternura irreconocible los abrazó a ambos y como si fuera el mismo padre de la criatura, besó con ternura a su esposa delante de todos y ante el asombro de la mismísima Roxi, le dijo.
-¡Te amo!

10 julio, 2011

MI ÚNICA VERDAD

1.-Esperando un bebé
El avanzado estado de su embarazo provocaba en Roxi un gran cansancio, ya tenía dificultades para caminar y no podía evitarlo, sus rutinas habían cambiado de forma radical y a cada momento se sentía más pesada, las piernas se le inflamaban y sabía que el gran día estaba por llegar, pues las contracciones cada vez menos distantes delataban su proximidad. Pero a pesar de todo, era la mujer más feliz del mundo porque en su interior llevaba su única verdad, como siempre le llamaba al pequeño Alex.
Había preparado su hogar con esmero y dedicación esperando la llegada del bebé. Su aposento lucía una diminuta cuna al costado de su cama y un pequeñísimo armario en una esquina, hacía suponer que allí tendría todo lo necesario para el recién nacido en sus primeros días.
También la habitación contigua fue habilitada cuidadosamente para cuando el bebé pudiera dormir solo, ella misma se encargó del diseño. Con un gusto estupendo y una decoración que emanaba paz y tranquilidad organizó con cuidado hasta el último rincón del lugar donde crecería su hijo.
Roxi nació en el seno de una familia de clase media, su madre y su padre la habían criado con mucho amor, ambos se desvivieron por hacer feliz a su pequeña, sin embargo entre ellos mismos existía una barrera invisible que los separaba irremediablemente, no se amaban y cuando se percataron, Roxi ya estaba nacida. Sin embargo decidieron sacrificar sus vidas y vivir en aparente armonía para así evitar la infelicidad de su hija. ¡Qué gran error!
Mientras que Roxi fue pequeña, las disputas entre sus progenitores sucedían inadvertidas, pero a medida que pasaban los años comenzó a comprender que toda la cordialidad que existía en su familia estaba envuelta en un gran velo de mentiras y se sintió engañada y herida en lo más profundo de su corazón. No por ello reveló a sus padres el disgusto, calló como lo hicieron ellos durante muchos años.
En plena adolescencia Roxi vio su mundo destrozado, la idea de familia feliz había pasado a un segundo plano, no obstante solo se sentía afectada moralmente, porque jamás sus padres dejaron de atenderla y le prodigaban con dedicación todo el amor que un hijo necesita. Aun así no habían confiado en ella y el sentimiento de culpa por haberlos obligado indirectamente a estar unidos era tan fuerte, que en sus momentos de soledad lloraba con desconsuelo.
Nunca mostró al mundo su pena y el plan para su vida lo iba tejiendo en su mente con cuidado, su decisión se hizo patente a los diecinueve años, cuando comunicó a todos que sería una madre soltera.
Al principio sus amigos y familiares reían, pensaban que era solo un arrebato en plena juventud, además no le faltaban pretendientes, su mirada penetrante y sensual, sus cabellos rubios ondulados y su maravilloso carácter la hacían capaz de conquistar al más apuesto de los hombres. Pero la determinación de Roxi fue radical, solo pensaba en lo infeliz que se volvería la vida de su descendiente si algún día tenía que separarse de su pareja.
En la vida de aquella joven confundida, existía una persona que apreciaba mucho, Julia. Su mejor amiga y confidente. Eran tan fuertes los lazos de amistad que las unían, que parecían hermanas.
Como es de suponer, ya Julia estaba enterada de los planes de Roxi y como buena amiga le mostró su desacuerdo, a pesar de lo sucedido, ella había sido feliz junto a sus padres y no se merecía un castigo como ese.
-Estás equivocada Roxi, tus padres arriesgaron su destino porque quisieron... ¡Nena!, tú habías acabado de nacer, no eras consciente de nada-¬dijo Julia
A lo que Roxi espetó sumergida en llanto.
- Pero si yo no hubiera nacido¬, ellos ahora tendrían sus propias vidas...-
Julia no quiso rendirse.
- ¡O no?, simplemente se atrevieron a vivir su felicidad de esa manera, y deberías estar satisfecha porque tú fuiste el motivo que los impulsó. ¿O es que acaso cuando están junto a ti te demuestran lo contrario?-
No hubo manera, el caos que cruzaba la mente de Roxi era tan cargante que no podía pensar de otra forma y con esa firmeza de carácter que la diferenciaba de todos y dulces mimos abrazó a Julia y le dijo:
-No te sientas mal cariño, siempre estarás cerca de mí para apoyarme, estoy cansada de mentiras o de verdades ocultas, como quieran llamarlo… - Hizo una pausa, respiró profundo y después continuó -Tendré a mi hijo, lo criaré sola y esa será mi única verdad.