No se borra de mi mente aquella tarde,
que mi cuerpo en tus brazos se entregó
fue un abrazo dulce, placentero
y me hiciste temblar, cual si fueras un Dios.
Con temor y cautela me colgue tu cuello
tú me diste el beso sencillo de amor,
acepté con placer, el primero y más bello
como quien bebe el dulce y ardoroso licor.
Temblé como un niña, que toma su juguete
o aquella simple prenda con la que siempre soñó
si me das tu cariño, no vacilo en quererte
tu eres lo que he soñado, -¡Qué me perdone Dios!
que mi cuerpo en tus brazos se entregó
fue un abrazo dulce, placentero
y me hiciste temblar, cual si fueras un Dios.
Con temor y cautela me colgue tu cuello
tú me diste el beso sencillo de amor,
acepté con placer, el primero y más bello
como quien bebe el dulce y ardoroso licor.
Temblé como un niña, que toma su juguete
o aquella simple prenda con la que siempre soñó
si me das tu cariño, no vacilo en quererte
tu eres lo que he soñado, -¡Qué me perdone Dios!
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